En la figura a continuación, se observan esquemas de varios procesos de laminado plano y de forma.
En este proceso se tiene una deformación volumétrica y también se produce deformación en la estructura del material, que indica si el material se ha endurecido o no. Este proceso requiere equipo pesado llamados molinos laminadores o de laminación.
En la figura a continuación, se observan ejemplos del cambio de estructura de un metal al pasar el laminado en caliente. A la izquierda, un acercamiento de un lingote con los granos no uniformes; mientras que a la derecha el proceso del cambio microestructural.
En su mayoría el laminado se hace en caliente debido a que por este proceso se da una gran cantidad de deformación, para dar la forma deseada del material. Los metales laminados en caliente están normalmente libres de esfuerzos residuales y sus propiedades son isotrópicas. Las desventajas en caliente son que el producto no puede mantenerse dentro de las tolerancias y la superficie presenta una capa de óxido característica. La deformación plástica en caliente se realiza llevando el material a altas temperaturas. Estos procesos permiten la modificación de la estructura metalográfica y el tamaño de grano.
El trabajo empieza con un metal fundido en forma de lingote, salido de la colada continua y recién solidificado. Aún caliente, el lingote se coloca en un horno donde permanece varias horas, hasta alcanzar una temperatura uniforme en todo el cuerpo, para que pueda fluir normalmente durante el laminado.
Para el acero la temperatura de laminación está alrededor de los 1200°C.